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  1. A golpes

    viernes, 28 de enero de 2011

    Preferiría que el retorno hubiera sido menos apocalíptico, algo que resumiera de un modo mejor lo que ha sido este período. Pero la orden del día es otra.

    Cuando me había, presuntamente, olvidado de todo, resurge con más fuerza que nunca. Remueve el pasado mostrando eso que llaman emociones. No me gusta, no quiero hablar. Pero merece que lo intente, flojamente, describir. Escribir. Disculpas por la aparente falta de sentido en la entrada; unos pocos comprenderán. Tampoco necesito más; no ahora.

    Resulta que no me había vaciado de sentimientos, solo estaban tapados detrás de alguna otra obsesión. Me gustaría haberme dado cuenta de otra manera, o mejor, en otro momento. Pero el inexistente destino ha hecho que fuera hoy. Era mucho tiempo sin noticias, y las nuevas han sido como una jodida bomba.

    Ahora no dejo de pensar en ello, no puedo. Tampoco puedo contarlo en profundidad, he hecho lo que he podido para saber más, pero mis esfuerzos han sido inútiles. Ninguno de los que salían y entraban en la sala ha querido decirme nada, hermetismo. La verdad me lo esperaba, pero no por ello me he sentido menos frustrado. He estado a punto de ir por el jardín contiguo a las habitaciones. Pero el miedo a que me dijeran lo que no quería oír me ha hecho replantearme la visita.

    Ahora estoy confundido. Mucho. Quiero dejarla y a la vez acompañarla en todo lo que necesite, me avergüenza pensar en lo que ocurrió en la despedida. No tengo una vara de medida que me diga el grado de cercanía ideal, y eso lo hace más complicado. Intentando llegar sin pasar del apoyo de la ¿amistad?

    Me duele la cabeza como no lo ha hecho en meses. ¿El poder del... silencio? Aquí seguiré… Pensando.

  2. ¡no! Me he cansado de no escribir

    martes, 25 de enero de 2011

    ¡no! Me he cansado de no escribir. Este blog no merece qu se le abandone, no después de los esfuerzos hechos por Carlos para sacarlo adelante... Sí, probablemente diga ésto en un momento de fortaleza (o debilidad por escribir)y vuelva a pasar una larga y decepcionante temporada sin que se sepa de mi... Así que, ¡debo aprovechar el susodicho momento!
    desde el comienzo del blog hemos hablado de muchas cosas, más o menos profundas, más o menos ciertas, más o menos íntimas... Hemos tratado todo tipo de temas. Creo haberos hablado de mí misma. Os compadezco en tal caso... Pero, os preguntaréis aún así, ¿y qué ha sido de Patricia en estos últimos tiempos? Pues, bien, al contrario que Carlos, cuyos motivos para no escribir estaban más que justificados... Yo, como ya he mencionado en alguna que otra ocasión, he sometido mi vida a la nada. ¿Para qué engañarse? No es que no haya hecho nada... de nada, no, pero no he hecho nada productivo, por así decirlo. Fiesta, risas, películas, dormir, comer (y bien, ¡por fín!), dormir más, salir, comprar... Bueno, visto desde cierto punto, si que es productivo, en mi caso, para mi vida...
    Pero he dejado de lado algo que soy realmente, y es una persona inquieta... ¡He perdido la inquietud! La dicha de sentirse inquieto, la dicha de la curiosidad, del no saber, y querer saberlo todo... De que algo se te remueva por dentro contantemente... He hecho un largo parón en mi vida, y me ha venido bien, pero necesito completarme. Gracias a Dios, he leído. No mucho, he de reconocerlo, pero... lectura gratificante,se podría decir. ''Narciso y Goldmundo'' de Herman Hesse. Tal vez, lo conozcáis, tal vez haya ya hablado de ello (creo que hace por lo menos un mes que está en mi mesilla de noche y sigo sin haberlo acabado)... En cualquier caso, me gustaría hacer una sonipsis, un resumen, del libro. Pero es muy complicado. Extrañamente complicado no poder dar un argumento aproximado de un libro. No sabría cómo explicarlo... No es lo mejor que haya leido nunca, ni mucho menos, ni siquiera a nivel existencial (llamémoslo así), pero... es sencillamente fastidioso no poder mostrar lo que he aprendido de él. Intentémoslo de todos modos:

    Narciso: la rectitud, la virtud,el canon de belleza. Goldmundo: la confusión, la felicidad del placer, la belleza única, diferente. Sí, este último es un niño perdido, un niño que sufre, de infinita sensibilidad. Narciso, su maestra, su guía, y su mejor y único verdadero amigo. Un monje. Un hombre. Un hombre que impulsa a su discípulo a experimentar, a vivir, a descubrir su propio camino, a conocerse a sí mismo. Y cómo descubrir el sentido de esta vida, la gran pregunta, la última pregunta, siempre presente.

    De ésto trata el libro. Ni más, ni menos. Sufrimiento, pasión, la felicidad, los diferentes tipos de felicidad. Soy un poco Narciso, soy un poco Goldmundo... ¿Quién soy? Tal vez sepa algo más, muy poco más, cuando termine el libro... y entonces puede que también sea el momento de seguir escribiendo.
    Aviso, ¡me quedan muy pocas páginas!

  3. La expoliación de lo público

    jueves, 20 de enero de 2011

    Como no escribo (así es, lamentablemente) y falto a toda promesa que hubiera podido hacer a Carlos y nuestros humildes seguidores (¡qué paciencia!)... No me queda otra más que actualizar con otro artículo de mi abuelo (al cual estoy robando sus sensacionales ideas), puesto que el anterior nunca llegue a publicar debido a un fallo técnico de fácil resolución pero demasiado complicado para mi.
    Aquí lo tenéis:

    HAY QUE PREGUNTAR SOBRE LA IMPRESIONANTE EXPOLIACIÓN DE LO PÚBLICO

    La gente de toda filiación se pregunta irritada, cuando no estupefacta, cómo ha podido llegarse a esta situación en la hasta hace poco activa y aparentemente próspera España y las preguntas de la gran pregunta son un rosario interminable ¿Por qué hay tantos directores generales, consejeros-ministros menores, tantos asesores opulentos, tantos coches oficiales, tantas subvenciones, tantos liberados sindicales, tantos empleados de las organizaciones patronales con sustanciosos devengos, tantos políticos locales, regionales y estatales, tantas televisiones públicas deficitarias todas; por qué razón se han alzado diecisiete estadículos pretenciosos y ruinosos plagados de presidentes, vicepresidentes, consejeros, magistrados, auditores y gerentes de empresas públicas, en general, ineficientes cuando no irrelevantes, ¿Cuál es la razón de la existencia de tantas cajas de ahorros? ¿Cómo se ha llegado a más de tres millones de funcionarios incondicionalmente vitalicios más otros empleados públicos laborales que resultan igualmente sempiternos…? ¿Cómo es que hay de todo, en a la postre un país más bien pequeño?

    Hay de todo eso y, porque tenemos todo eso, también tenemos cinco millones de parados, un desempleo juvenil tercermundista, índices de fracaso escolar escandalosos, al tiempo que emigran nuestros mejores talentos; profesores sin estímulo ni carrera; una juventud Ni – Ni, despilfarrada, huérfana de orientación, médicos explotados en el sistema nacional de salud; abogados descreídos en los tribunales acomodaticios y en los jueces estrella, generadores de confusión e ineficacia, inmigrantes desolados quizá en su última desolación, una productividad bochornosa; jubilados maltratados, una Banca que vuelve a ser o no ha dejado de ser la “madrastra” que Adolfo Suárez retrató en su postrer intento político con el C.D.S.; unos empresarios en los que cunde el victimismo, unos sindicalistas que parecen, en el fondo, esquiroles de los derechos de los trabajadores, una prensa en general clamorosamente indecente en la persecución de sus intereses y finalmente (por no terminar reclamando el rosario de la madre), unos ciudadanos cautelosos con el presente y francamente amedrentados cara al porvenir, después de maldespertar del sueño de un país que por un par de décadas parecía iba a tener éxito.

    Los políticos se escudan alegando que al fin y al cabo no son otra cosa que el precipitado social existente, ni peor ni mejor que la media. Para eso no los necesitamos y además nos mienten. Los políticos no padecen el mismo grado de vulnerabilidad de los ciudadanos del común y, además, raras veces pierden uno u otro empleo público si son obsecuentes con el mando.

    Si son representantes deben serlo de los intereses de los ciudadanos que incluyen los ideales de los mejores al servicio de todos y deben ser pocos, esforzados y ejemplares. Siendo ahora tantísimos, tan pegados e inmoralmente mimetizados en la bajísima media-medianía respecto de sus capacidades y tan autosuficientes en la procura propia y en el ejercicio escénico de su función, así le va al país. Un país funciona si sus dirigentes funcionan.Puro pragmatismo.

    Por cierto, la consigna universal repite ¡No hay dinero, no hay dinero! Y esta respuesta a toda lacerante necesidad solivianta a Stéphane Hessel, un distinguido y esforzado nonagenario de ejemplar vida, que propone a los franceses que se indignen. Por cierto con extraordinario éxito. Se pregunta ¿Cómo que no hay dinero? ¿Qué ha sido del dinero en estos años de vertiginoso crecimiento y desarrollo? Y ahora aplicándolo a España ¿Cómo puede ser que a los jubilados se les congele la pensión y a los que tienen relación con los políticos, lo público o el gran capitalismo se les otorguen prejubilaciones de lujo?

    ¿Cómo hemos podido llegar a establecer como dogma de salvación que los trabajadores tengan que jubilarse a los 67 años y ello seguido de un proceso menguante de la cuantía de las pensiones? ¿Tiene alguna explicación seria que en esta vertiginosa espiral de millones –de miles de millones ¡de euros!- no se disponga de créditos incluso menores para los emprendedores?

    ¿Dónde está el dinero? ¿Quién lo explicará? Miles de codiciosos insaciables dirigidos y amparados por eximios irresponsables de mentirosa retórica han empobrecido a millones de personas de presente y probablemente para los próximos años.

    Mucho nos tememos muchos que la Partitocracia está devorando golosamente a la Democracia invocando su santo nombre entre bocado y bocado.

    Es una tentación pensar si estamos bajo el imperio de un stablistment compartido por la partitocracia y el gran capitalismo.

    Fernando Lanzaco Bonilla
    Madrid, 12 de enero de 2011